INTEGRACIÓN SENSORIAL Y SUS APORTES EN LA HABILITACIÓN
AUDITIVA DE NIÑOS CON HIPOACUSIA
Claudia Cornejo Chávez
Educadora Diferencial, especialista en Audición y Lenguaje
Magíster en Educación
Directora de INSERTA
Magíster en Educación
Directora de INSERTA
El reconocimiento de la importancia de la integración de los
sistemas sensoriales en el desarrollo de nuestra conducta tiene su origen en
los trabajos de Humberto Maturana (1,2), Jean Ayres (3), y Stanley Greenspan
(4). Estos autores sugieren que nuestros sistemas sensoriales operan
entrelazados con nuestro sistema nervioso, el cual integra la información
obtenida a través de estos sensores, permitiéndonos responder a las demandas
ambientales. Para entender este concepto, se hace necesario introducirnos más
profundamente en el ámbito de las experiencias sensoriales vividas a nivel
corporal y desde allí entender cómo ocurren los aprendizajes en todos los
ámbitos de la vida humana. Esto nos lleva a revalorar las experiencias
sensoriales y mirar nuestro cuerpo como una unidad cerrada, que en el encuentro
con el mundo físico, opera a partir de las superficies senso-efectoras de
nuestro organismo, las que se encuentran entrelazadas con nuestro sistema
nervioso, como un sistema indivisible.
El cómo reacciona un niño en una situación particular de
aprendizaje dependerá de cómo su organismo está registrando, modulando y
organizando la estimulación sensorial, es decir, de cómo se están integrando
los distintos sistemas sensoriales a nivel neurológico. Por esta razón se hace
necesario contar con un equipo terapéutico, en el cual participe un profesional
especializado en esta área, el terapeuta ocupacional con formación en
integración sensorial. Este profesional evalúa el desarrollo psicomotor y la integración
sensorial del niño con hipoacusia, para determinar el modo en que éste está
procesando e integrando las experiencias sensoriales registradas a través de
los diferentes sistemas. A la hora de proponer un programa terapéutico
efectivo, esta información es crucial, no sólo para el niño con hipoacusia sino
para cualquier niño que presente algún problema en su desarrollo motor,
lingüístico, cognitivo o conductual.
Los años de trabajo en la habilitación auditiva de niños con
hipoacusia, nos han mostrado que algunas veces la implementación audiológica
adecuada (audífonos o implante coclear) y una rigurosa y consistente
estimulación auditiva son insuficiente para la habilitación de la vía auditiva.
Se observa un lento e inconsistente desarrollo de habilidades de escucha,
llevándonos a pensar en algún tipo de problema neurológico. Esto es debido a
que se observa un bajo nivel de alerta, dificultades para mantener la atención,
impulsividad, conducta desorganizada y asistemática, falta de interés en la
interacción o el entorno, aparente disminución de la conciencia corporal, etc.
Sin embargo, hoy sabemos que todas estas conductas corresponden a un problema
de integración sensorial, que afecta significativamente y en forma negativa el
aprendizaje auditivo del menor y por consecuencia el desarrollo lingüístico
oral.
Cuando el niño presenta problemas en la integración neuronal de
sus sistemas sensoriales, se le hace difícil mantener la autorregulación
biológica de sus procesos internos. Esto afecta los niveles de alerta óptima
que permiten atender adecuadamente al entorno, ya que estará centrado
básicamente en sus sensaciones internas. Esto le hará muy difícil orientarse y
registrar el estímulo auditivo, prestar y mantener atención en la interacción
auditiva-verbal y desarrollar conciencia y memoria sonora; requisitos básicos
en la habilitación auditiva.
Cuando hay un problema de integración sensorial, se observan
dificultades en la modulación de alguno de los siete sistemas sensoriales que
la teoría considera, ya sea porque se encuentren hiper (el niño presenta
conductas exageradas frente al estímulo) o hipo-responsivos (el menor presenta
conductas disminuidas o enlentecidas ante la estimulación). Una inadecuada
modulación sensorial, impide regular las respuestas conductuales a las
experiencias sensoriales, y no permite organizar las reacciones a los estímulos de un modo
graduado y adaptativo. Esto interfiere el nivel de alerta óptimo, dejando al
menor en un estado de hiper-alerta o sobreexcitación, o en un estado de hipo-alerta
o letargo; siendo ambas condiciones desfavorables para el aprendizaje.
La integración sensorial no sólo nos permite responder
adecuadamente a las sensaciones que percibimos, sino que también nos guía en la
manera que actuamos en el ambiente. Nos permite coordinar la conducta para
realizar una tarea determinada, involucrando el desarrollo de nuestra
motricidad.
Conocer los sistemas sensoriales y sus contribuciones en el
desarrollo global del niño, es condición necesaria en los equipos terapéuticos
a cargo de la rehabilitación del menor.
Algunas conductas que podrían estar indicando dificultades en la
integración sensorial son las siguientes:
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Por hiperregistro de los
sistemas táctil, vestibular, auditivo o visual, se podría observar,
agresividad e irritabilidad social, rechazo al contacto físico o cercanía
corporal inesperada. También rechazo a ciertos alimentos o texturas de ropa,
falta de concentración en actividades de mesa y escolares o reacción de temor
a actividades comunes como los juegos de plaza o actividades grupales y al
aire libre.
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Por hiporegistro de los
sistemas táctil, vestibular y propioceptivo, se podría observar, permanente
inquietud motora, brusquedad y torpeza en sus movimientos, activación lenta y
fatiga rápida, alto umbral de dolor, etc.
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Problemas de
coordinación motora gruesa y fina. Algunos niños pueden presentar un equilibrio
inusualmente pobre, mientras que otros pueden presentar gran dificultad para
aprender a hacer una tarea nueva que requiere coordinación motora.
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Retraso en la
adquisición y desarrollo del lenguaje, de habilidades motoras y/o de
habilidades cognitivas, a pesar de tener una inteligencia normal.
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Pobre organización de la
conducta. El niño puede ser impulsivo o distraído y puede mostrar falta de
planificación en la forma de aproximación a las tareas. Algunos niños tienen
dificultades para ajustarse a situaciones nuevas. Otros pueden reaccionar con
frustración, agresividad o ensimismamiento cuando se enfrentan al fracaso.
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Baja autoestima. Un niño
inteligente que presente estos problemas, puede aparecer como flojo, aburrido
o desmotivado. Algunos niños pronto se las arreglan para evitar las tareas
que les son difíciles o embarazosas, y son catalogados de conflictivos o
porfiados, todo lo cual va mermando su autoestima. Cuando un problema es de
difícil detección o comprensión, tanto los padres como los hijos pueden
echarse la culpa a sí mismo. Las tensiones familiares, una baja autoestima y
en general la sensación de desesperanza empiezan a prevalecer.
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Al evaluar el comportamiento del niño hipoacúsico en forma global
y sistémica, a través de un diagnóstico terapéutico integral y
muitidisciplinario se puede llegar a detectar tempranamente cualquier problema
de integración sensorial, al margen de su audición, que pudiera ser un
obstáculo en el proceso de habilitación auditiva. Además nos permite plantear
un programa terapéutico efectivo cautelando la adecuada integración de los
sistemas sensoriales, monitoreando los niveles de alerta y atención voluntaria.
Estos son fundamentales para el desarrollo de la conciencia auditiva,
reconocimiento de patrones suprasegmentales, discriminación auditiva de la
palabra, desarrollo de memoria auditiva y verbal, desarrollo del lenguaje oral
y desarrollo de habilidades cognitivas y sociales.
bibliografia
1. Maturana R H, Varela F. El árbol del Conocimiento. Santiago:
Editorial Universitaria, 1990.
2. Maturana R H. Desde la biología a la Psicología. Santiago: Editorial Universitaria, 1995.
3. Ayres J. La integración Sensorial y el Niño. México: Editorial Trillas, 1998.
4. Greenspan S. Las Primeras Emociones. Barcelona: Editorial Paidós, 1997.
5. Varela E El Fenómeno de la Vida. En: Varela F, ed, ¿De dónde viene el significado perceptual? Santiago: Ediciones Dolmen, 2000: 181-217
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